Me sentí sobre todo acogida, en cada sesión algo ha cambiado en mí, tanto en lo interno como en lo externo y espiritualmente. Sé que vienen nuevos desafíos y gracias a la terapia sé que los podre enfrentar. La terapia no es solamente para personas enfermas, sino también para venir a conversar con alguien de confianza que además te puede guiar espiritualmente. Sobre todo he aprendido lo positivo del cambio, porque los personajes de mi cabeza antes me impedían ver y sólo veía lo negativo. La terapia te ayuda a ver el a lado positivo y de crecimiento propio. Tuve la fortuna de tener terapia en la adolescencia donde es una etapa en constante cambio porque estaba formando mi identidad, para mí ha sido super importante.
P. Montenegro