MI PROCESO A LA MADUREZ

15.3.23

Cuando conecto con esta palabra, recuerdo que muchas veces había sentido que la madurez estaba asociado al hecho de envejecer, de estar casi al final del camino. Porque cuando la fruta esta madura o cae del árbol o se pudre, es decir, está lista para ser comida, para pasar a una especie de transformación que a veces no es la más glamorosa.

Ahora después de tanto andar, y cuestionar mis propios procesos, he comprendido que cada día tiene algo de madurez, y que siempre estoy comenzando y terminando procesos, todos los días y todo el día.

Me gusta mucho, esto de poder dividir la cognición para luego volver a juntarla, esto me ha permitido comprender de manera mas profunda mi supuesta realidad. Para quienes tienen 10 o 20 años más que yo, me suelen decir: Lo que pasa, es que aún eres muy joven. Sin embargo, para quienes tienen 10 o 20 años menos que yo, me observan como si fuera un referente porque tengo experiencia y estoy madura.

Desde el punto de vista emocional, seremos maduros cuando podamos gestionar nuestras emociones de manera saludable para nosotros, es decir no entrar en la negación de lo que sentimos, es más bien al revés, reconocer que algo nos pasa, que se manifiesta en toda nuestra corporalidad y que somos capaces de darle un flujo a esa tremenda energía, validarla para luego redireccionarla a nuestro favor.

Desde el punto de vista de nuestro cuerpo físico, la madurez sería algo así como conocer nuestro cuerpo, cuidarlo, nutrirlo y mantenerlo de manera saludable. Esto que escribo, debe ser leído con total subjetividad. Para alguien que vive en situación de calle cuidar su cuerpo sería comer todo lo que pueda cuando tenga la oportunidad, pero para alguien que tenga acceso a esos recursos seria tener una relación saludable con la alimentación.

Desde el punto de vista de nuestra mente, hacernos maduros significará que por fin hemos tomado consciencia de la importancia de nuestros pensamientos, de cómo aceptamos con total libertad alimentar aquellos que nos mantengan en paz y en tranquilidad. Reconocer que es lo que lleva a nuestra mente a estar constantemente atrapada en recuerdos (pensamientos del pasado) dolorosos, sólo para mantener y justificar nuestras miserias, nuestra vida miserable y carente de bienestar. Cuidar nuestros pensamientos me atrevería a decir a que es lo más importante en nuestras vidas, pues es desde ahí donde germinarán todos nuestros proyectos, toda la manifestación para nuestras experiencias que terminamos llamando Vida.

Desde el punto de vista espiritual, hemos de aprender que nuestros sentidos, al menos los 5 más conocidos, son limitados respecto a cómo se mueve la información. Tal vez para algunos lo espiritual tenga que ver con aquello que no vemos, pero sabemos que igual se encuentra allí, algunos llaman a esto la Fe. Sin embargo, nos guste o no existen colores, sonidos, o formas que nuestros sentidos no son capaces de determinar, sentir, o ver por las limitaciones de nuestras percepciones.
Hacernos maduros, desde nuestra arista espiritual sería como conectar con la confianza que yo hago una parte de la vida y que hay otras fuerzas que hacen su parte también.

Pero ¿Qué nos lleva a tener tanto desbalance en nuestra vida? Sobre todo, en lo que se refiere al cuidado de nuestros cuerpos (físico, mental, emocional, espiritual)

Volvernos maduros desde donde sea que lo mires implica conectar con la palabra: Responsabilidad, es decir que somos dueños y libres de decidir cómo queremos entregarnos en ese momento al mundo, porque sí, seremos alimento de algo más, nos transformaremos en algo más y el recorrido de nuestras vivencias quedarán disponibles para todo cuanto hay. Que dichoso sería sentir que fuimos el fruto del edén para algo o alguien más, y no fruta podrida o verde con sabor amargo o ácido.

Mi camino hacia la madurez tuvo que ser acelerado, y madurar antes de tiempo suele traer consecuencias que no sólo fueron experimentadas por quienes me rodeaban, sino que también por mí misma.

Toda la vida me he sentido atrapada en este cuerpo, desde que tengo memoria, me sentía siempre mas grande, mas vieja de lo que realmente aparentaba mi cuerpo físico.

Recuerdo haberme hecho cargo de mi misma desde muy pequeña, sin embargo, viviendo entre la dualidad de vivir como independiente pero internamente sentirme muy carente de apoyo. El pensamiento de no querer molestar a los adultos fue generando en mi la sensación que debía hacer todo por mi misma, lo anterior no significa que lo haya hecho bien, todo lo contrario, fue como aprender a mucha prueba y error.

Siento que comencé a sentirme saludablemente madura, cuando comencé este camino de querer comprenderme, fue alrededor de los 39 años, cuando me vi enfrentada a mi supuesta muerte. Y que he ido encontrando una ruta más amorosa, cuando me di de alta de tanto personaje en mi cabeza, esto paso a mis 46 años. Te podría contar entonces, que estuve en una especie de cuarentena interna alrededor de 7 años intensos.

Siento también que mi madurez, tiene mucho que ver con la libertad que me he permitido habitar, la libertad de ser auténticamente yo, sentirme una persona libre para pensar y manifestar la vida como quiero vivirla. Ya no siento temor de cambiar de opinión frente algún dogma, es más, suelo decir: Me siento en tu dogma y no pasa nada.

En algún momento acepté, que, si no estoy en ciertos lugares, es porque así yo lo he elegido, no por falta de nada, ni de capacidades, ni de habilidades, ni de nada.

Entonces reconozco que para mí la madurez tiene que ver con crecer, en todos los aspectos de mi ser, y que me he sentido desbalanceada cuando he nutrido un aspecto más que otro por querer acelerar mi proceso de madurez. Los cuerpos que más he resentido han sido el físico y el emocional, pues me encanta habitar mis pensamientos y el mundo espiritual, pero luego recuerdo lo absurdo de mi pensamiento, ya que yo misma me separo de esa forma para poder comprender el todo que habita en mí. Asique ya no suelo en estos días hablarme así a mi misma, tengo certeza que cuando alimento un aspecto de mí, se está alimentando el todo cuanto habita en mi.

La madurez me conecta con dos palabras: Independencia y Libertad, y ambas siento que son casi sinónimos hoy en día en mi vida.

By A.E
María José Tardón García
Humana en cuerpo de mujer tratando de experimentar el Ser
Espejos y Fractales del Alma
@efdalma
www.efdalma.org
https://linktr.ee/efda 

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